Debemos comenzar explicando unos cuantos términos:
Sabemos, cada una de las cosas existentes posee una cierta duración de tiempo, la cual puede ser de mayor o menor cantidad de años, dependiendo de los productos que contenga ese elemento.
Y Cuando nombramos biodegradación, nos referimos a los elementos que son deshechos por organismos vivos. Evidentemente, de este trabajo se encargan las bacterias y microorganismos, las cuales descomponen esos productos, haciéndolos desaparecer rápidamente.
Entre los elementos biodegradables, encontramos que cada producto contiene varios elementos biodegradables, principalmente las sustancias químicas, que sirven de alimentos para los microorganismos, donde realizan diferentes procesos y crean otros materiales orgánicos como los aminoácidos. Para su desintegración emplean dos métodos, el aeróbico, que lo degradan mediante el oxígeno, es decir, al aire libre; o si no de manera anaeróbica, que se da sin el oxígeno, con el producto semi enterrado.
Sin embargo, la biodegradabilidad depende mucho de los materiales químicos y físicos que compongan el elemento, y existen muchos que no pueden degradarse de manera natural. Un claro ejemplo de ello es el vidrio. Es muy común escucharse que los productos que demoran un largo período de tiempo en degradarse no lo son, como por ejemplo el plástico, que puede llegar a degradarse en un período de 450 años por ejemplo de las anillas de plástico que envuelven los packs de latas de aluminio.
Es muy común que nosotros desechemos diferentes elementos al suelo, sin tener la conciencia suficiente del daño que le hacemos al medio ambiente. Un ejemplo muy claro son los filtros de los cigarrillos, cuando los desechamos en cualquier sitio, y es una costumbre común en todas partes del mundo. Un filtro tarda entre 1 y 12 años en degradarse.
Casi todos los elementos que utilizamos a diario, son biodegradables, el problema, es el tiempo que demora en suceder ese hecho. Un producto que empleamos en nuestro día a día es el papel y el mismo tarda entre 2 a 5 meses en degradarse.
Es imperiosa la necesidad de utilizar al máximo productos que sean reciclables.
Para impedir la acumulación de compuestos no biodegradables en la naturaleza, existen dos soluciones que actualmente están siendo objeto de investigación: utilizar cepas microbianas que pueden atacar productos que se pensaba que no eran degradables, o bien desarrollar materiales biodegradables por cepas comunes.
Los plásticos biodegradables, realizados a partir de almidón de maíz o de trigo se están fabricando, actualmente, a escala industrial y son utilizados, por ejemplo, para las bolsas de residuos. La degradación de estos plásticos requeriría un período de seis a veinticuatro meses, bajo tierra o en el agua, según la tasa de incorporación de almidón
Del mismo modo, los plásticos fabricados a base de centeno o de fibras comprimidas, completamente biodegradables, pueden reemplazar a los plásticos derivados del petroleo. Uno de ellos, a base de almidón de centeno, se presenta en forma de materiales granulados destinados a fabricación de platos.
Al modificarse la textura y el proceso de plastificación, se obtienen características técnicas como densidad, módulo de elasticidad, resistencia a la tracción, deformación, etc. Las características de estos materiales son muy similares a las de los polímeros convencionales, de origen petroquímico.
Los materiales biodegradables, después de ser reciclados, incinerados y compuestos, generarán subproductos como el agua, el dióxido de carbono y/o el metano, con la posible producción de una nueva biomasa no tóxica para el medio ambiente. Estos materiales mezclados con otros elementos fermentables permiten obtener abonos compuestos.
En la industria automotriz, también se trata de desarrollar el uso de materiales biodegradables: rellenos de puertas interiores de autos que ya existen ahora en fibra de lino, por ejemplo, y los fabricantes de automóviles están considerando hacer parachoques de fibras vegetales reforzadas por una resina biodegradable.
Los materiales biodegradables son una excelente alternativa, además de tener enormes beneficios a largo plazo, cuando pasan a ser eventuales desechos y pueden ser reutilizados.
Muchas empresas estan muy interesadas en que sus productos sean amigables con la naturaleza, por ejemplo: caja de zapatos, comida en bolsas de papel biodegradables, y vasos de café entre otros.